Siempre hablamos de los cinco sentidos (los que nos enseñan en el colegio) a la hora de referirnos a temas de gastronomía, comida, degustaciones. Pero hay más sentidos que también participan en la percepción que tenemos de la comida y los cuales son sumamente importantes. Tanto es así que si careciéramos de ellos quizá no podríamos hacer un gesto tan inconsciente y al que le damos tan poca importancia como es el llevarnos la comida a la boca. Se trata de la propiocepción o sentido de la propiedad.
Qué es la propiocepción
Esta palabra que quizá no estamos muy acostumbrado a oír y más en el ámbito de la gastronomía, deriva de la raíz “propio” (que significa de uno mismo) y “cepción” (que significa consciencia). Es decir, la consciencia de lo propio, del propio cuerpo.
Aunque lo hacemos de manera inconsciente, los componentes de nuestras articulaciones: músculos, tendones y ligamentos, junto con otros sentidos, envían constantemente información a nuestro cerebro acerca de su posición respecto a nuestro entorno. Esta información permite a nuestro cerebro crear respuestas, obteniendo como resultado la realización de movimientos precisos. A modo de resumen, esto es la propiocepción, un sentido más de nuestro cuerpo.
Tipos de sentidos
- Sentidos de exterocepción: son los sentidos que todos conocemos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y los que nos permiten percibir lo que ocurre en el exterior de nuestro cuerpo.
- Sentido de interocepción: es el que ayuda a nuestro cerebro a tener conciencia del estado interno de nuestro cuerpo. Y a partir de ahora ya conocemos un sentido de este tipo: la propiocepción.
La propiocepción en la comida
Como comentaba al inicio del post, la propiocepción tiene una gran importancia en el acto de comer.
Cuando se nos presenta un alimento o una bebida delante de nosotros comenzamos por ver su aspecto, olerlo y comenzar a degustarlo. Este momento, el de la degustación, no sería posible sin la propiocepción. Algo tan sencillo como llevarnos el alimento a la boca, coger o agarrar un cubierto o un recipiente no nos sería posible.
¿Te imaginas no ser capaces de establecer la fuerza que deberemos hacer para coger una jarra de agua? La persona que estuviera a nuestro lado seguro que no le haría mucha gracia si le echaramos el agua por encima 🙂
En relación al acto de degustar un alimento, llevar un cubierto a la boca, la Catedrática de Psicobiología, Margarita Martí, en un curso impartido en la UPV/EHU, explicó que era una “barrera” en la percepción de los alimentos.
A partir de ahora no tengo dudas que todos valoraremos muchos de los actos que hacemos de manera involuntaria, entre ellos el de comer.
Deja una respuesta