Cada día seguimos escuchando en los medios miles de noticias relacionadas con el Covid, hasta el momento, tenemos que reconocer que estas noticias no son todo lo alentadoras que nos gustaría.
Algo que se ha repetido desde el comienzo de esta pandemia, son los síntomas que puedes tener si coges el virus. Fiebre, dificultad al respirar, dolor de huesos, pérdida temporal del olfato…
Todos los síntomas son más o menos conocidos por la mayoría de nosotros pero… ¿y la pérdida de olfato? Seguramente, si hiciéramos una encuesta rápida y tuviéramos que elegir perder alguno de nuestros sentidos, probablemente elegiríamos la pérdida de olfato. Pero… ¿realmente es un sentido tan poco importante como nos creemos?
Antes de comenzar me gustaría matizar algo, que creo que es importante. No es lo mismo tener una pérdida temporal del olfato (o de cualquier sentido) que tener una pérdida crónica. La pérdida temporal o definitiva del sentido del olfato se le llama anosmia.
El olfato es uno de los primeros sentidos que utilizamos de forma inconsciente. Mucho antes de poder ver algo, muy probablemente ya podamos alcanzar a olerlo.
Otra particularidad del sentido del olfato, hace referencia a nuestra memoria y a nuestros recuerdos. Es el sentido que más recuerdos nos evoca, ese olor a pan recién horneado, a café recién hecho, a hierba mojada… Esto es debido a que el olor llega a bulbo olfativo, el cual está conectado directamente con la amígdala (responsable del procesamiento de la emoción) y el hipocampo (responsable de la memoria y la cognición).
Todas estas conexiones crean los vínculos entre la memoria y las emociones. En concreto recordamos el 35% de lo que olemos, mientras que solo recordamos el 5% de lo que vemos, según un estudio realizado por la psicóloga Silvia Álava llamado “Los olores y las emociones”.
¿Cómo afecta la pérdida de olfato a la percepción de los sabores?
Si hablamos de sabores, el primer sentido que nos viene a la cabeza es el sentido del gusto, como es normal.
Gracias al sentido del gusto podemos detectar el salado, amargo, dulce, ácido y umami. Pero para distinguir la mayor parte de los sabores, necesitamos tanto del sentido del gusto como del olfato, ya que el aroma forma parte importante del sabor.
Por ejemplo, sin el sentido del olfato probablemente no seríamos capaces de diferenciar una taza de café de una de té. Las dos saben amargas (o dulces en caso que se le eche algún edulcorante) pero lo que las diferencia son los aromas. También entraría en juego la textura, esto lo vimos hace un tiempo aquí.
Otra situación en la que el sentido del olfato nos es de gran importancia, es a la hora de ingerir algún alimento en mal estado. No te ha pasado alguna vez de ir a abrir el tetrabrick de leche y que salga un olor bastante desagradable, automáticamente desechamos ese envase.
Consejos para mejorar el sabor de la comida
Si la pérdida del sentido del olfato es parcial, una buena opción para mejorar la percepción de los sabores es añadir a las comidas hierbas aromáticas como albahaca, tomillo, romero… También puede ser un buen aliado condimentar con ajo o cítricos.
En el caso que la pérdida del olfato sea total, tenemos que dejar todo el protagonismo al resto de sentidos. Podemos preparar platos con diferentes colores (por ejemplo, mezclando verduras de diferentes tonalidades) y diferentes texturas (por ejemplo, chips de verduras, purés…) también la temperatura puede ser un buen aliado.
Siempre deberemos de prestar atención a las fechas de caducidad y a la apariencia visual de los alimentos, ya que si tiene un olor extraño no lo podremos detectar.
Estos son consejos que podemos aplicar a nuestra comida, pero siempre teniendo en cuenta que la base debe ser una dieta sana y equilibrada como la Dieta Mediterránea y por supuesto teniendo en cuenta las recomendaciones médicas en caso que las haya.
A partir de ahora, tenemos que comenzar a darle al sentido del olfato la importancia que se merece. Personalmente me parece injusto que se le califique como uno de los “sentidos inferiores” cuando tantos recuerdos y alegrías nos da.
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